La Caja de Canarias, Cruz Roja, Unicef y Médicos del Mundo se solidarizan con las víctimas de la tragedia que está azotando Haití. Por este motivo, las tres asociaciones benéficas han abierto sendas cuentas corrientes en La Caja de Canarias, con objeto de canalizar todas las ayudas de aquellas personas que quieran colaborar con los damnificados y hacer sus donativos.
El número de cuenta de Unicef es el 2052-8056-02-3310091801
El número de cuenta de Cruz Roja es 2052 8086 28 2310010006
El número de Médicos del Mundo es 2052 8067 24 3310209608
Los donativos se pueden hacer en cualquier oficina de La Caja de Canarias, o también a través de transferencias vía internet (PC-Caja), teléfono (Caja-Tel) o cajeros automáticos. Cabe destacar que todos los importes transferidos a través de La Caja de Canarias a esta cuenta están exentos de cualquier tipo de gastos o comisión, tal y como se ha hecho en casos similares previos, como por ejemplo los fuegos que azotaron las Islas en 2007, el tsunami que afectó al sureste asiático en 2005, o las inundaciones que asolaron Venezuela en el año 2000.
Los donativos aportados irán destinados a proporcionar suministros básicos para permitir el acceso a agua, saneamiento y asistencia médica. Asimismo Unicef y Cruz Roja proporcionarán apoyo especializado para proteger a niños y niñas, especialmente vulnerables durante este tipo de catástrofes naturales. Con ello esperan garantizar espacios seguros donde puedan realizar actividades relacionadas con la educación y también el juego, mientras sus familias se recuperan y mientras se trabaja en la reconstrucción de sus casas y su entorno.
La situación de los niños, niñas y mujeres en Haití era ya de gran vulnerabilidad antes de que el terremoto golpeara la isla. Haití es uno de los países más pobres del mundo y en constante lucha para recuperarse de años de violencia, inseguridad e inestabilidad mientras lidia con un desastre natural después de otro.
La distribución de ingresos de Haití es altamente desigual: solamente uno de cada 50 haitianos tiene un ingreso fijo. Igualmente desigual es el acceso a servicios básicos: cuanto más pobres son los niños de la isla menores posibilidades tienen de tener acceso a lo que son sus derechos más fundamentales.
Haití también tiene el segundo índice más alto de densidad demográfica en el hemisferio occidental. 4 de cada 10 niños y niñas viven en hogares con pisos de tierra y en condiciones de hacinamiento, con más de 5 personas compartiendo una habitación. Se estima que un 46% de la población tiene menos de 18 años de edad, por lo cual la lucha de los niños y niñas haitianos reverbera a lo largo y a lo ancho de la sociedad con serias consecuencias para el futuro desarrollo de éste país.
Los efectos de esta catástrofe natural, que tiene lugar tras la devastadora temporada de huracanes en el 2008, de la cual el país aún no se había recuperado, serán catastróficos. El hacinamiento y el limitado suministro de agua potable y saneamiento, ya antes de esta emergencia, conllevan un alto riesgo de enfermedades contagiosas que sólo se potencia durante catástrofes naturales, combinándose con dificultades en la entrega de suministros básicos.
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